Los archiveros - bibliotecarios

El primer reglamento del Conservatorio estipulaba que el secretario del Centro, un profesor 'subalterno exclusivamente del Director', se hiciera cargo del mantenimiento del Archivo y la Biblioteca (incluyendo trabajos de copiado de música), para lo que preveía un incremento de su sueldo. El primer archivero-bibliotecario fue Wenceslao Muñoz, profesor de Aritmética, Geografía y Primeras letras, pero al parecer fue el profesor de piano Pedro Albéniz, autor del primer método oficial del instrumento, el primer comisionado para viajar a París a adquirir partituras para la Biblioteca. El compositor Rafael Hernando sustituyó a Muñoz en 1852 y éste fue relevado, a su vez, en 1868 por Manuel de la Mata, autor de otro célebre método de piano.



La Biblioteca fue refundada por decreto en 1866 y a partir de entonces aparece en la documentación la denominación 'nueva biblioteca de la Escuela de Música'. Debió de ser en esos años cuando se decidió elaborar un catálogo en forma de libro manual, donde aparecen listas de autores y títulos, clasificados en diferentes apartados por materias. El catálogo fue concluido en octubre de 1884 y en él debió de tener un papel destacado Eusebio Ruiz Rero (1828-?), un personaje interesante, profesor de música y Doctor en Jurisprudencia. Entre 1872 y 1878 trabajó como 'bibliotecario sin sueldo' encargado del 'arreglo y clasificación de la nueva biblioteca'. Como recompensa, el por entonces director de la institución, el compositor Emilio Arrieta, apoyó las pretensiones de Ruiz de obtener la medalla de Carlos III (1873) y ser admitido en el Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios (1876). Además de su labor en la Biblioteca, Eusebio Ruiz fue compositor de abundante música de salón y desempeñó una intensa actividad como colecoleccionista de música impresa y manuscrita del siglo XVIII, que más tarde donó al Conservatorio. En forma anónima (firmaba 'R.R.'), mantuvo con Barbieri una polémica sobre la formación del bibliotecario, que apareció publicada en la Revista de Archivos Bibliotecas y Museos en agosto de 1876 y febrero de 1877. En contra de la opinión de Ruiz, Barbieri afirmaba que en la profesión de archivero y bibliotecario musical 'son más necesarios los conocimientos de la Escuela Diplomática (la única que expedía titulaciones bibliotecarias) que los de música'



La plaza de bibliotecario en el Conservatorio fue desempeñada por músicos (caso de Pedro Fontanilla, nombrado en 1885), bibliotecarios profesionales (Hortensia Lo Cascio, 1958, y Margarita Navarro, 1981) o, en raras ocasiones, por personas que combinaban ambas condiciones (Julio Gómez, 1914). En 1915 la dirección de la Biblioteca fue adscrita al Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios, pero durante muchos años estuvo vacante y el trabajo se entendió como complemento de otra función docente ejercida en el propio centro.



Por la duración de su vida profesional al servicio de la Biblioteca (entre 1914 y 1956) y su notable personalidad como profesor del centro, compositor y musicólogo, destaca la figura de Domingo Julio Gómez García (1886-1973), al que se deben los primeros catálogos en ficha. Durante su ejercicio profesional se llevó más de un disgusto, como el robo de algunos volúmenes de la Colección de Uclés y el tener que trasladar la Biblioteca en cinco ocasiones de un edificio a otro, pero también algunas alegrías, como la recepción de quinientos volúmenes donados en 1922 por la Sociedad de Autores o la adquisición del viejo archivo de la Sociedad de Conciertos (1923).



Durante casi toda su historia, el Archivo y la Biblioteca contaron con un solo empleado para todas las funciones (catalogación, atención al público, etc.), que daba prioridad a los trabajos de Biblioteca. Actualmente la plantilla es de nueve funcionarios con dedicación plena y en todos los niveles (facultativo, ayudante, auxiliar), pero sigue siendo deficitaria, sobre todo en el nivel auxiliar. Necesita, por tanto, acudir a empresas especializadas para emprender los trabajos retrospectivos que se han acumulado en 177 años de actividad. Jóvenes del servicio social, objetores de conciencia, becarios y contratados eventuales (entre ellos, algunos importantes musicólogos) han nutrido los equipos de apoyo que, frecuentemente, se vieron realizando funciones por encima o por debajo de su capacitación o su grado de responsabilidad, supliendo a una plantilla inexistente.



Como conclusión diré que tenemos sin duda una de las mejores colecciones españolas de música, una especialidad que en nuestro país cuenta con una infraestructura bibliotecaria muy escasa. Somos como una maraña: un tipo especializado de biblioteca docente, al mismo tiempo histórica, y también patrimonial sin dejar de ser una biblioteca de préstamo, además de funcionar como un centro de documentación especializado y como una fonoteca. Y esto sin contar con que, como ya queda dicho, no sólo somos una biblioteca, sino también un archivo histórico y tenemos una colección de instrumentos y un número apreciable de piezas de museo… Son muchos los frentes en los que hay que actuar y muy grande la necesidad de recursos humanos y materiales. Tenemos una gran responsabilidad: la catalogación informatizada de todos los materiales, la reconversión de los ficheros manuales, la conservación y difusión, la digitalización sistemática, son sus pilares fundamentales y sus retos principales. 



Esperamos que estas páginas contribuyan a mejorar el conocimiento sobre las colecciones del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Todos los esfuerzos son pocos para cuidar y dar a conocer un fondo que lo merece, tanto por su volumen e importancia histórica, como por el prestigio de la institución que lo alberga.



Texto: José Carlos Gosálvez.