Documentación histórico-administrativa

La institución cuenta con un Archivo histórico-administrativo agregado a la Biblioteca, donde se guardan unos mil ochocientos legajos (por encima de los cien mil expedientes) y más de doscientos libros (de actas, contabilidad, matrículas, órdenes generales, etc.), que documentan toda la actividad del Conservatorio durante los siglos XIX y XX. Hasta hace muy pocos años el Archivo permaneció sin catalogar y sin personal específicamente dedicado a él. Sólo desde 2004 podemos disponer de un programa informático (Techlib).


En el siglo XIX los legajos se ordenaban en forma temática y cronológica y, por lo general, cada uno de ellos abarcando períodos bienales. De los primeros cuarenta años de existencia del Conservatorio se conservan series bastante completas, a pesar de excepciones como las del período 1838-1840. Las tipologías documentales varían con el tiempo y pueden observarse lógicas modificaciones en los procedimientos administrativos y un mayor o menor rigor en la realización de esas tareas. Algunas etapas presentan secuencias cronológicas muy completas y otras, por el contrario, como las primeras décadas del siglo XX, muestran lagunas evidentes.



Antes de iniciar la catalogación de los documentos hubo que hacer un trabajo previo de ordenación: se reunieron todos los libros dispersos y se clasificaron por fechas y tipologías. Más tarde se organizaron también los legajos, separando los expedientes personales de la documentación referida a asuntos generales; esta última se ordenó cronológicamente, desde la fecha de fundación del Conservatorio y fue la primera en catalogarse. Durante la operación se detectaron expedientes desaparecidos, legajos facticios y algunas pérdidas significativas, probablemente producidas por los numerosos traslados, incendios e inundaciones. No se puede ocultar que la desidia también hizo lo suyo, ya que parte del material estuvo durante décadas arrumbado en un rincón del Teatro Real (lo que dio lugar a alguna polémica en la prensa) y el Conservatorio, centrado en su vida académica, apenas se preocupó del mantenimiento de su patrimonio histórico.

La historia de España de los dos últimos siglos tiene fiel reflejo en el archivo. A través de él vemos el impacto en la institución de acontecimientos políticos como las guerras carlistas (la primera de ellas estuvo a punto de hacerlo desaparecer por falta de financiación), las crisis económicas o la última guerra civil, cambios dinásticos y revoluciones. También se manifiestan los hechos culturales relacionados con la música: la edificación del Teatro Real (1851), los esfuerzos por incrementar la actividad artesanal e industrial (edición, imprenta, construcción de instrumentos), el auge del asociacionismo, la aparición de los conciertos públicos, el nacimiento de las primeras leyes de propiedad intelectual (1847 y 1879), los esfuerzos por promover socialmente la figura del músico profesional, la eterna polémica entre lo nacional y lo extranjero, la fijación del diapasón normal, etc.



El Conservatorio fue el primer centro oficial en España donde se impartían enseñanzas de música y declamación. Entre sus alumnos y profesores se contaron muchos de los mejores músicos españoles de los siglos XIX y XX, cuyos expedientes personales quedaron depositados en el archivo; el claustro era consultado habitualmente por gobiernos y autoridades sobre asuntos musicales de toda índole y creó un corpus de métodos y obras pedagógicas para su propio uso, que pronto se utilizó en todos los conservatorios españoles… En fin, estos y otros factores muestran que el Conservatorio fue durante décadas referencia en la vida musical del país, y que su importancia histórica tiene correspondencia en el Archivo, todavía en proceso de catalogación y del que queda mucho por explotar.



Además, facilitamos el acceso a la documentación a los alumnos de las universidades madrileñas y estudiantes del Conservatorio que realizan sus trabajos de investigación de fin de carrera. Estos últimos con frecuencia se centran en temas relacionados con la historia o pedagogía de sus respectivos instrumentos y con la historia del propio centro.

Como puede suponerse, en el archivo predomina un fondo de carácter académico, en forma de expedientes personales, actas, informes de profesores, documentación sobre premios y oposiciones, correspondencia oficial, etc., en la que, como queda dicho, están presentes muchos de los grandes nombres de la música española de los dos últimos siglos. Además de esta documentación generada por el propio centro, en la que aparece correspondencia hológrafa demúsicos de renombre como Rossini, Cherubini, Albéniz, el editor Ricordi, etc., contamos con interesantes archivos de sociedades filarmónicas de los siglos XIX y primera mitad del XX (Sociedad de Conciertos, Sociedad de Cuartetos, Liceo Artístico, Agrupación Nacional de Música de Cámara). A esto se añaden algunas cartas ingresadas por donaciones particulares, escritas por un muestrario variopinto de personajes de la cultura y la política, entre los que podríamos citar a Gerardo Diego, Chateubriand, Mesonero Romanos, Emilio Castelar, Luis XIV de Francia, los Duques de Os na, de Gandía y de Orléans, los generales Prim y Cabrera, los Condes de Morella y de Toreno y sorprende, además, la presencia inesperanda de unos diarios de navegación del marino A. Sánchez Toca y una interesantísima colección de pasquines, bandos y circulares de la Guerra de la Independencia. Por último, en 1999 el Conservatorio se enriqueció de forma extraordinaria con la llegada de la colección del musicólogo e hispanista norteamericano Robert Stevenson, testimonio de sus más de cincuenta años dedicados a la investigación en archivos españoles y americanos.

El Archivo del Real Conservatorio ha obtenido recientemente dos ayudas económicas importantes para distintos proyectos. En primer lugar, y gracias a la intervención de la Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero, una subvención para microfilmación (obtenida en el 2000 y renovada anualmente hasta el 2004) de la Subdirección General de Archivos del Ministerio de Cultura. Más tarde, en 2006, un crédito especial concedido por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid que se destinó a la limpieza y conservación, compra de mil cajas especiales, etc. El trabajo no se ha podido completar todavía, por lo que creemos que hace falta mantener estas ayudas para poder disponer de todo el potencial del Archivo como fuente de investigación histórica y superar, por fin, las muchas décadas de abandono y falta de inversión.